miércoles, 23 de diciembre de 2009

Reivindicando la Justicia Social

“Justicia Social” es uno de esos términos o frases que se han puesto de moda en el lenguaje político, usados para abanderar un sin fin de posiciones, que muchos defienden, pero que pocos entienden. Esta frase tiene tanto un uso conceptual-abstracto bastante vago como también un uso con un significado bastante especifico. A nivel abstracto el concepto ha sido utilizado por un sin fin de posiciones políticas y económicas como una especie de sello de aprobación que justifica los medios propuestos con el fin vago de alcanzar dicha “justicia social.” A este uso se le debe poca consideración pues su contenido intelectual es cercano a nulo ya que viene siendo mas una herramienta del mercadeo político y no una formulación especifica que tenga consecuencias concretas en la formulación técnica de políticas públicas.

El otro uso de esta frase sí tiene contenido especifico y conlleva ciertas suposiciones como premisas que establecen conclusiones claras. Esta visión de la justicia social establece la equidad de ingresos como el parámetro social de la justicia (por esto el termino), y la redistribución de ingresos y capital por parte del aparato estatal como el mecanismo para alcanzarla. En efecto, lo que esto establece es una visión de la justicia basada en la igualdad de resultado, lo cual representa una enajenación ante el individuo de la responsabilidad de las consecuencias de sus acciones. Al Estado desasociar artificialmente la relación causa-efecto del proceso por el cual el individuo escoge los medios para alcanzar sus objetivos, como motores de la decisión y acción humana, se crean consecuencia culturales perjudiciales al desarrollo y progreso de una sociedad. Esto crea lo que podemos llamar la “paradoja de la justicia social.” Es imposible que los procesos por los cuales se pretende alcanzar la justicia social así entendida tengan como resultado los objetivos que se plantea.

Esta paradoja es creada por la naturaleza humana misma. Dos aspectos fundamentales de la naturaleza humana son el deseo de superación y la aversión por la incomodidad. La superación del individuo es resultado de la acción humana en forma de trabajo productivo, pero cuando el incentivo a la superación es menor a la aversión por el mismo trabajo que dicha acción conlleva no se puede lograr, libre de coerción, que el individuo se comporte de forma productiva. Es por esto que la redistribución de ingresos, llevada finalmente a la igualdad de resultados, destruye la capacidad productiva de una sociedad y la lleva inevitablemente a la pobreza generalizada.

Los diferentes sistemas que se han planteado este objetivo han tratado de resolver la paradoja intentando cambiar estos aspectos de la naturaleza humana. Pero como parte de la naturaleza humana misma, ellos no pueden ser cambiados por cualquier proceso humano. Con estas intenciones se han propuesto la creación de un “nuevo hombre” que en sus diferentes expresiones siempre tiene como objetivo cambiar la raíz de los incentivos a la acción humana que puedan vencer la paradoja descrita. En efecto lo que se busca lograr es una esclavitud consensual en la que el individuo trabaja no por su propia superación, pero para dotarle a un sistema ajeno a si los recursos para llevar a cabo sus proyectos. Este propósito en ningún lugar a sido logrado. Lo único que se a logrado es la sumisión de los individuos a través de la coerción estatal bajo los sistemas totalitarios. Esta es la expresión máxima de la paradoja de la justicia social: recurrir a la injusticia para lograr la justicia. Pero es indispensable entender que los resultados no pueden justificar los medios pues esto deja fuera de consideración las consecuencias de tales.

Lograr la justicia social a través de los medios previstos resulta imposible. Para poder rescatar el concepto de justicia social en el desarrollo de un argumento científico que tenga consecuencias concretas en el desarrollo de políticas públicas se debe incorporar en el estudio lógico-deductivo de la acción humana basados en los axiomas de la naturaleza del individuo. De esta forma hay que entender que las políticas públicas, en lo que intervienen en los procesos del mercado, tienen consecuencias no previstas en la estructura productiva de una sociedad. Si la concepción redistributiva de la justicia social tiene consecuencias en la estructura productiva de una sociedad contrarias a lograr los objetivos planteados, se debe establecer una nueva concepción de tal que no resulte en esta paradoja.

Ya se aclaro que el objetivo de igualdad de resultado no es posible sin recurrir a medidas totalitarias que en si constituyen injusticia. Establecemos de igual manera que un componente necesario para la composición de una verdadera justicia social es el incremento de nivel de vida de los individuos de una sociedad. Es inconcebible pensar que la justicia se puede alcanzar a través de una reducción arbitraria del nivel de vida de cualquier segmente de la sociedad. El crecimiento económico es indispensable para generar las condiciones necesarias que resultan en el incremento del nivel de vida de los individuos. Entonces, se necesita crear una sinergía entre el concepto de la justicia social y las realidades del crecimiento económico.

Para desechar como parámetro de la justicia la equidad distributiva hay que suplantarla con una concepción de la justicia que sí llene los requisitos establecidos. Si buscamos ser acordes a la naturaleza humana debemos mantener una plena responsabilidad individual sobre los medios que el individuo escoge para alcanzar sus objetivos particulares. De esta manera, lo que verdaderamente es determinante en lo que concierne a la justicia social no es la equidad en la distribución de ingresos percibidos por una sociedad, si no que la flexibilidad y el dinamismo que demuestre la estructura socio-económica. Es decir, el parámetro adecuado de la justicia social debe ser la movilidad socio-económica que caracterice a una sociedad, con dicha movilidad basada en la protección de la propiedad del individuo sobre los intereses particulares de cualquier colectivo.

Cuando un aparato coercitivo, sea un estado, un ejercito o una banda criminal, le otorga beneficios o protecciones especiales a cualquier colectivo lo debe hacer necesariamente a costas de la propiedad de otros individuos de la sociedad. Esta violación al derecho de propiedad del individuo no solo representa en si una injusticia, pero también tiene consecuencias culturales que debilita la estructura productiva de una sociedad, lo que perjudica el crecimiento económico. Pero también constituye una injusticia un crecimiento económico logrado a través del irrespeto a los derechos de ciertos individuos de la sociedad y a favor de ciertos sectores y objetivos específicos.

Por el contrario, cuando hay un total respeto a los derechos del individuo, habiendo un absoluto respeto a la propiedad y sin interferencias coercitivas a la cooperación voluntaria entre individuos, el crecimiento económico es resultado de la superación de los individuos a través de la actividad productiva, con dichos individuos teniendo reclamo único por sobre el fruto de su trabajo. Una alta movilidad socio-económica es muestra de que la superación del individuo es lograda a través de su trabajo y no a través de beneficios impartidos por un aparato coercitivo, que necesariamente son resultados de la violación del derecho a la propiedad de otros. La justicia social es de esta manera establecida, no por resultados impuestos arbitrariamente en perjuicio de los derechos de algunos miembros de la sociedad como era con la previa concepción de la idea, si no que por la protección que se la da al individuo a disfrutar y ser responsable por los resultados de su trabajo y su esfuerzo. Esto armoniza los conceptos de progreso económico, superación individual y justicia social al establecer una concepción de la justicia acorde a la naturaleza humana, basada en el respeto de los derechos del individuo y la cual permite la superación tanto individual como social.

Reforma Fiscal

Nos quieren robar el fruto de nuestros ahorros.

Antes de acusarme de exagerado, de melodramático o cualquier otra cosa, los quiero invitar a reflexionar sobre la verdadera naturaleza de los impuestos.

Pudiera empezar hablando sobre la raíz histórica de los impuestos, de imperios despóticos confiscando sistemáticamente las riquezas de pueblos esclavizados. Pues esta es el origen no solo de los impuestos, si no del Estado mismo. Un grupo poderoso imponiendo su voluntad sobre un área geográfica y demandando de los individuos un porcentaje del fruto de su labor ante la amenaza de castigos severos o muerte. Violencia, extorsión, esclavitud. ¿Cuál es la diferencia entre esto y lo que los miembros de nuestra sociedad sufren ante las maras de forma cotidiana? Pues la verdad solamente que las maras no han logrado justificar y sistematizar completamente sus operaciones. Pero esa es otra discusión.

Avancemos al presente. Se desarrolla y justifica el Estado despótico con la aprobación de mayorías momentáneas y limitadas, y se le llama democracia. Se establece el “Estado de Bienestar” y la redistribución de ingresos. Pero la aprobación pública limita los niveles impositivos sobre los ingresos y el consumo generalizado, así que las elites políticas se ven forzadas a buscar formas creativas de esconder mayores impuestos a ilimitables facetas de nuestro accionar humano. Existimos ahora en una situación en la cual el Estado nos cobra por trabajar, por contratar, por invertir, por comer, por medicinas si nos enfermamos, por transportarnos, por viajar y hasta por los procesos necesarios después de nuestra muerte. Pero si consideramos la situación mas profundamente vemos que nuestros costos no son solo estos, sino que al mismo tiempo pagar todos estos impuestos se puede volver complicado, por lo cual tenemos que gastar recursos, nuestro tiempo, esfuerzo, dinero en contadores, etc., para poder complacer los requerimientos del Estado, lo cual significa que tenemos que pagar hasta para pagar.

¿Cómo se justifica la confiscación de tantos recursos propios, y por lo tanto la violación de los derechos de propiedad, del trabajador-contribuyente? Pues la elite política en control del aparato estatal nos dice que es necesario incrementar la recaudación fiscal para que el Estado pueda ejercer un mayor “gasto social.” La retórica política predominante asume por dado que un incremento del gasto publico es de beneficio para la población. Pero para verificar la veracidad de dicha declaración se debe distinguir bien entre, y examinar, tanto causas y efectos como medios y fines.

Empecemos estableciendo cual debe ser el fin. Los impuestos en si claramente no pueden ser un fin. Como mencionaba antes, tales constituyen una violación a la propiedad del trabajador-contribuyente, y por lo tanto son solamente un medio cuyo fin hipotéticamente debería justificar. La recaudación en si tampoco es un fin, ya que solo es un resultado del medio anterior que debe necesariamente resultar en alguna u otra situación. El gasto público como tal tampoco puede ser un fin. ¿Que se logra con el gasto público? Pues depende de cómo se ejecuta. El Estado pudiera tener un gasto público del 100% del PIB contratando a la mitad de la población laboral para cavar hoyos y a la otra mitad para llenarlos repetitivamente, pero esto obviamente desmantelaría inmediatamente la estructura productiva del país, el PIB se desplomara, y todos los recursos del país se vieran consumidos de tal forma que el resultado fuera un 100% de pobreza extrema (no es coincidencia que el mismo 100% de gasto público resultaría en 100% de pobreza.) Esto también elimina la creación de empleo en si como posible fin, ya que no por contratar a gente el Estado esta necesariamente creando algún resultado deseado.

Gasto Publico y Nivel de Vida

¿Qué fin tiene entonces el gasto público? (y hablamos de realidades e intenciones verdaderas, no de las percepciones que se tratan de elaborar) Estos pueden ser varios, pero en general entran en dos categorías, una ética, honesta y justificable, la otra corrupta e indefendible. En la primera entra el mejoramiento del nivel de vida de los individuos que constituyen la sociedad, en el segundo el enriquecimiento ilícito, el gasto en función proselitistas de aquellos que manejan las arcas públicas, diferentes tipos de beneficios que logran grupos de interés, favores políticos, etc.

Establecemos entonces que el fin debe ser que el nivel de vida de la población se vea mejorado. Estableciendo este fin debemos examinar los medios por los cuales se pretende lograr esto. ¿De que forma se mejora el nivel de vida del individuo? La única forma sostenible en la cual incrementa el nivel de vida del individuo es volviéndose mas productivo. Es cierto que la educación juega cierto papel en el potencial productivo del individuo, pero no en si hace la diferencia de mas importancia, pues se puede tener los doctorados que uno quiera, pero sin las herramientas necesarias no se llega a nada (así es como en Cuba pueden haber doctores en física manejando taxis). Lo que verdaderamente otorga estas herramientas es el Capital que posee la sociedad (entendamos que “Capital” no se refiere al dinero en si, sino veamos que “Se denomina capital al elemento necesario para la producción de bienes de consumo y que consiste en maquinarias, inmuebles u otro tipo de instalaciones. Así, los llamados bienes de capital son aquellos bienes destinados a la producción de bienes de consumo. ”)

Vemos entonces que un incremento a la inversión en Capital expande el potencial de producción de una sociedad. Esto significa que el individuo se vuelve mas productivo al tener mas y mejores herramientas, lo cual lo vuelve mas competitivo y le permite demandar una mejor renumeración dada su nuevo excedente de producción. Es este proceso el que impulsa el crecimiento económico, y la competencia que se da en un mercado libre la que promueve la eficiencia en este proceso. En una sociedad en la cual se le permita al mercado incentivar la inversión en capital, cada vez mas trabajadores tendrán acceso a empleos que verdaderamente les otorguen las herramientas que les permitirán incrementar su productividad. Por el contrario, en una sociedad que desincentive dichas inversiones, los mas afectados serán los trabajadores mismos que estarán sumados en el desempleo y subempleo.

El fin de una reforma fiscal debe ser el incremento del nivel de vida de los individuos. El medio para tal es el desarrollo económico através de la inversión en capital. Esto se logra incentivando la inversión, y el acceso a tal por parte de los trabajadores, de una forma justa y de respeto a la propiedad tanto de empresarios como contribuyentes. Digo esto porque así como no se debe imponer impuestos a las empresas con el único fin de incrementar la recaudación, de tal forma desincentivando la inversión, tampoco se debe imponer una carga tributaria a los contribuyentes con el propósito de subsidiar las inversiones. Acordémonos de distinguir fin (nivel de vida) de medio (desarrollo). De nada sirve el desarrollo en detrimento de la población. De misma forma, la recaudación, y un posible incremento a tal, debe ser un resultado, y no el propósito, de una reforma que estimule el crecimiento.

Ahorros e Intereses

El gobierno ha anunciado que pretende imponer un impuesto sobre los intereses ganados en los ahorros de las personas. A dado a entender que este impuesto rondara alrededor del 10%. Nos dicen que es un impuesto que existe en todos los países del área y que por eso es justificable. Pero el simple hecho que se de en otros países no justifica su uso. ¿Por qué vamos a emular sistemas que de ninguna forma han demostrado ser mejores que el nuestro? Pues vemos que el fin del gobierno es simplemente el incremento a la recaudación y que busca justificaciones para lograrlo sin estudiar detenidamente las repercusiones de tales medidas.

¿Qué función tienen los ahorros y las tasas de interés en una sociedad? De cierta forma la tasa de interés es el precio del dinero. Es la forma en la cual el mercado regula el crédito, comunicándole a los productores que oferta de dinero hay disponible por parte de los ahorrantes, y a los ahorrantes que demanda hay por sus ahorros de parte de los productores. En un mercado libre la tasa de interés se establece dependiendo de que tan dispuestos están los individuos de una sociedad de posponer el consumo (uso inmediato de su dinero), o cuanto hay que pagarle al individuo en un futuro para que deje de consumir ahorita, por un lado, y por el otro, cuanto están dispuesto a pagar los productores por tener el dinero que van a ganar en un futuro para una inversión en el presente. Este proceso asegura el uso mas eficiente de los recursos, pues les comunica a los productores las preferencias de los consumidores, si prefieren consumir ahorita o en un futuro, y así saber que porcentaje de sus recursos dedicar a la producción de bienes de consumo y cuanto a la producción de bienes de capital.

Cuando se empieza a interferir en este proceso se desmantela la comunicación que provee el mercado através de los precios, en este caso las tasas de interés, y lleva a desequilibrios en el mercado los cuales son la causa de los ciclos económicos responsables de las recesiones. Cuando se bajan las tasas de interés artificialmente através de intervenciones estatales se les hace creer a los ahorrantes que hay poca demanda por su dinero, y así los estimula a consumir en un presente, mientras al mismo tiempo se les hace pensar o los productores que hay una mayor oferta de ahorros, lo cual los lleva incrementar su producción a futuro sobre su producción para consumo presente. Esto tiene varias consecuencias. Incrementa precios de los bienes en un presente, ya que hay menos oferta. En un futuro, los productores, quienes pensando que los consumidores estaban ahorrando para consumir en tal futuro, produjeron mas esperando una mayor demanda, realizan que esa demanda no existe, se quedan con inventarios mas altos que la demanda, por lo cual tienen que disminuir sus niveles de producción, que significa despedir a empleados. Este proceso es a lo que se le llama una burbuja económica y la recesión que le sigue.

Imponer un impuesto sobre los intereses ganados de los ahorros tiene las mismas consecuencias practicas de bajar los intereses artificialmente, ya que crea las misma distorsiones en el mercado, aparte del simple hecho de que se le esta confiscando parte de sus ahorros al trabajador-contribuyente. Lógicamente esto afecta negativamente al desarrollo económico, y, mientras sí puede dotar al estado de mayores recursos momentáneamente , lo que logra a largo plazo es disminuir el potencial productivo de una sociedad y así disminuir el nivel de vida de la población. Podemos concluir através de este análisis que la propuesta fiscal del gobierno, en materia de impuestos a intereses y en el resto de incrementos a impuestos de todo tipo, no representa una propuesta de reforma con seriedad, responsable, y con los debidos objetivos del caso. Por el contrario, representa solamente un oportunismo ante la posibilidad de manejar una mayor cantidad de fondos.

Alternativas Tributarias

Pero, como es bueno pero no suficiente criticar, consideremos que sí constituyera una propuesta seria basada en fines adecuados. Según el analista económico Adolfo Gutiérrez Chávez en un articulo para el instituto CATO “La verdadera falla fiscal es que la actual estructura tributaria es injusta, complicada y costosa, lo que no posibilita un ambiente favorable para la creación de riqueza dados los efectos negativos en la acumulación de capital, el trabajo de las personas y la cooperación de los contribuyentes.” Entonces, una reforma tributaria debe “a) acabar con las injusticias (exenciones impositivas, tasas diferenciadas, deducciones innecesarias, subsidios y créditos populistas, multitud de gravámenes, regímenes privilegiados, etc.), b) distorsionar lo menos posible los procesos de mercado y, c) reducir el costo de cumplir con las obligaciones fiscales. El primer punto significa ampliar la base de contribuyentes mediante impuestos generalizados y reducir la evasión; el segundo, implica introducir tasas bajas de impuestos y, el último, es simplificar el pago de impuestos. ”

Una reforma fiscal seria consiste en cambios estructurales a la maquinaria tributaria del Estado con los fines establecidos. Muy por el contrario de lo que está proponiendo el gobierno actual. Envés de emular las estructuras tributarias de países vecinos, y justificar incrementos impositivos de dicha forma, deberíamos voltear a ver que países han logrado verdaderas reformas las cuales han logrado resultados prometedores. Podemos estudiar lo que estimuló el crecimiento de Hong Kong, Irlanda, Estonia y Eslovaquia, que en el 2004, bajo una verdadera determinación reformista, adoptó un impuesto uniforme sobre la renta para individuos y corporaciones, eliminando los excesivos impuestos en un sin fin de actividades económicas, los subsidios, exenciones y otros beneficios que premian a unos sobre la carga de otros, y una inflada burocracia la cual era necesaria para mantener el complicado sistema tributario anterior. Esto resulto en considerable crecimiento económico para Eslovaquia y tuvo también, como resultado secundario un incremento considerable en la recaudación fiscal.

Hay otros que proponen un impuesto equitativo sobre el consumo y la eliminación total del impuesto sobre la renta y el impuesto corporativo así como todos los impuestos particulares que puedan existir. Esta propuesta, igual que la propuesta del impuesto único, reflejan todos los puntos que menciona Adolfo Gutiérrez como fundamentos para una verdadera reforma fiscal. Nuestros países necesitan verdaderos cambios estructurales si pretendemos vencer la pobreza. No son momento en los cuales nos podemos dar el lujo de maquillar el sistema y felicitarnos mutuamente por haber logrado un cambio. Es tiempo de seriedad y coraje político. Lo bueno es que sí hay ejemplos de los cuales podemos aprender, ideas que podemos adoptar y adaptar a nuestras realidades. Si la clase política no puede enfrentar estos temas con propuestas adecuadas es nuestro deber educarnos y demandar de ellos la seriedad y el trabajo que viene al caso. Por esto los invito a leer los artículos que he citado y a que los usen como una plataforma de la cual se puedan sumergir en el conocimiento que sí existe y que esta a nuestro alcance.


1. http://www.definicionabc.com/economia/capital.php

2. http://elcato.org/node/2251

3. http://elcato.org/node/305

4. http://elcato.org/node/2140


De Salarios Mínimos y Cortinas de Humo

Me llamó la atención en un articulo de El Diario de Hoy este 13 de agosto titulado “Poder adquisitivo de los salvadoreños cayó en 2008” un detalle, que probablemente tenga poco significado para el contenido del articulo, y que pudiera pasar hasta desapercibido en su importancia, pero que al igual es bien revelador del marco de pensamiento político y económico tanto de nosotros los salvadoreños como de gente alrededor del mundo. De ninguna forma estoy cuestionando o criticando el trabajo profesional del periodista, si no que pretendo cuestionar un concepto que está impregnado bastante profundamente en nuestro pensamiento.

Al describir como el poder adquisitivo de los salvadoreños a disminuido ya que la inflación se ha dado por encima del incremento porcentual en los salarios, el articulo lee:
“El salario mínimo en esos dos años aumentó un 10%, lo que significa que para el sector de población que percibe esos ingresos, el recorte en el poder adquisitivo estuvo entre el 20% y el 15%, lo que explica la caída de un importante número de hogares por debajo de la línea de pobreza.”1
Con esta referencia al salario mínimo se esta sugiriendo, o al revés, el lector puede estar asumiendo, que el problema reside en el poco incremento al salario mínimo frente al incremento en el costo de la vida, y por ende, que un mayor incremento a tal aliviara la situación económica de los salvadoreños.

Esta es exactamente la suposición que busco rechazar. Bajo el concepto del salario mínimo está la creencia que los pobres son pobres porque los ricos son ricos, lo cual, fuera de un sistema feudal o autoritario, donde el estado es quien decide a los ganadores y perdedores, es erróneo. En un verdadero mercado libre, en un sistema que verdaderamente respete la libertad (no nos hagamos las ilusiones que esto existe de verdad en un presente) no hay espacio de relevancia para cualquier teoría de explotación.

Esto es porque, y esto es el punto mas importante a entender, el valor no se puede definir de una forma objetiva, es puramente subjetivo al individuo. Entonces, las riquezas de una sociedad no solo no se incrementan al ser redistribuidas, si no que se reducen considerablemente, ya que el crecimiento económico depende del incremento en el valor subjetivo ante el intercambio voluntario entre los miembros de una sociedad.

Por esto, la teoría laboral del trabajo, que define el valor de un bien o servicio basado directamente de la cantidad de trabajo que lleva incorporado,2 y en la cual se basa el argumento de la necesidad de imponer salarios mínimos, entre otras cosas, no cuadra, pues lo que es de valor al consumidor, y que por ende compra, no es una cantidad de trabajo en si, si no que los bienes y servicios que dicho trabajo produce, es así que el empresario no compra el labor del trabajador necesariamente, si no que su productividad. El valor del trabajo depende entonces de cómo consumidores y productores lo determinen conjuntamente a través de los mecanismos del mercado. Cualquier otra determinación es una falacia que conlleva distorsiones económicas que finalmente siempre llegan a perjudicar no solo al consumidor y al empresario, si no que a los mismos trabajadores.

Un salario mínimo resulta en una reducción en la demanda de trabajo y un incremento en la oferta del mismo, afectando mas drásticamente a la mano de obra no especializada, y por lo mismo, a los de mas escasos recursos, impidiéndoles competir efectivamente por puestos laborales a través de las ventajas que pudieran ofrecer (bajos costos), así reduciendo sus oportunidades de trabajo.

Lo irónico es que los miembros de la sociedad a los que dichas medidas suponen ayudar, a los menos afortunados y con menor capacidad productiva, son quienes son afectados mas negativamente. El salario mínimo lo que logra es cerrarle las puertas al mercado laboral a aquellos menos capaces de ganarse la vida, quienes pierden, por legislación o decreto, su derecho a ofrecer su trabajo por lo que vale, y de tal forma su libertad de contrato.

Esto es porque el empresario no es un acaparador de riquezas, como lo quisieran hacer ver algunos, si no que es alguien que toma riesgos ante un mercado incierto, invirtiendo los frutos de su propio labor, en una forma que a veces le trae perdidas y a veces ganancias. De esta forma, tal empresario abrirá tantas plazas de trabajos como sus costos operativos le permitan (por ende entre mas altos los impuestos y mas alto el salario mínimo, menos las plazas de trabajos disponibles) y mientras cada plaza adicional le proporcione mayor productividad.

Tampoco se justifica un aumento al salario mínimo por haberse negociado con gremios empresariales, pues dicha medida puede llegar a beneficiar a ciertos sectores empresariales ya establecidos y con cierta fuerza en el mercado, impactando negativamente a productores mas pequeños e impidiendo el surgimiento de competencia en el mercado.

Dado es el caso en el que Walmart3 en Estado Unidos, después de surgir y establecerse como un gigante corporativo a través del éxito logrado ofreciendo precios bajos (para lo que necesitaba mantener costos bajos, lo cual significa ofrecer salarios bajos), llegara a apoyar incrementos al salario mínimo. Esto no es por un surgimiento espontáneo de responsabilidad social corporativa, si no por una realización que un salario mínimo protege a las empresas establecidas con márgenes de ganancia mas altos contra empresas en crecimiento que busquen competir recortando sus costos operativos y así ofreciendo precios mas bajos.

En efecto lo que pasa en estos casos es que los fuertes (los políticamente poderosos, y supuestos representantes de una mayoría) le están prohibiendo a los mas débiles (la minoría mas pobre que tiene la menor influencia política) el uso de los recursos limitados que tienen como forma de subsistir, con el propósito de obtener réditos políticos y una falsa conformidad moral antes sus acciones e intenciones moralmente cuestionables.

Al incrementar el salario mínimo, el Estado está forzando a mas gente fuera del mercado laboral, gente la cual el mismo Estado después pretende apaciguar arrojándoles migajas a través de programas sociales, cuando es el Estado mismo quien les ha eliminado sus posibilidades de subsistencia. Lo que es mas, Para financiar dichos programas sociales el Estado debe incrementar impuestos, o sea, expandir su poder confiscatorio por sobre los sectores productivos de la sociedad (a quienes todavía les permite trabajar) lo cual resulta en limitar todavía mas el poder adquisitivo de productores, y de esta forma, su capacidad de contratar una mayor fuerza laboral, doblemente afectando a los que mas necesitan de dichos trabajos.

Para finalizar quisiera aclarar ciertas cosas. Primero, hacer énfasis que en este análisis no he hecho mención ni de izquierdas ni de derechas. Esto es porque ambos bandos pueden ser igualmente susceptibles a tales falacias económicas que pueden llevar a resultados desastrosos. Y segundo, no pretendo que este análisis sirva de justificación a un status quo. Muy por el contrario, en este articulo, y en los que sigan, busco desafiar no solo el status quo, si no también a las soluciones que tradicionalmente se han propuesto a tal.

La eliminación del salario mínimo fuera un paso en la dirección correcta, no solo hacia el ideal de una sociedad libre, si no también hacia la prosperidad y la eliminación de la pobreza, resultados natos de la verdadera libertad. Pero dicha medida por si sola no tendría ningún efecto hacia dicho ideal. Son muchísimos los problemas políticos y los abusos del estado los cuales crean nuestra condición de pobreza y subdesarrollo. Lo que necesitamos es cambiar nuestra forma de pensar. Aprender a ver mas aya de las cortinas de humo en las que se basa el sistema político, y desarrollar la capacidad de analizar las verdaderas consecuencias de las políticas publicas.




1 “Poder adquisitivo de los salvadoreños cayó en 2008” El Diario de Hoy. Jueves 13 de agosto de 2009. San Salvador. N.26,835
2 “Teoría del Valor-Trabajo” Wikipedia. 13 de agosto, 2009. http://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_del_valor-trabajo
3 Rockwell Jr., Llewellyn H. “Wal-Mart Warms to the State.” Ludwin von Mises Institute. http://mises.org/story/1950
Poirot, Paul. “Inhumanity of the Minimum Wage.” The Freeman, April 1955
Carden, Art. “The Hidden Costs of a Minimum Wage.” Ludwin von Mises Institute. http://mises.org/story/3478

David y Goliat: De paradigmas y falacias

La falacia de la ventana rota

Todos deberíamos no solo conocer, si no tener un entendimiento profundo, de la falacia de la ventana rota (1) de Bastiat. Frédéric Bastiat (1801–1850) fue un escritor, legislador y economista francés al que se considera uno de los mejores divulgadores del liberalismo (2). Esta falacia económica, también conocida como la parábola del cristal roto, expuesta por Bastiat como parte de su ensayo titulado Lo que se ve y lo que no se ve (3), nos presenta la verdad detrás de los argumentos que nos da la clase política para justificar muchos de sus proyectos “sociales” y progresistas.

"La parábola cuenta como un niño rompe el cristal de un comercio. Al principio todo el mundo simpatiza con el comerciante pero pronto empiezan a sugerir que el cristal roto beneficia al cristalero, que comprará pan con ese beneficio, beneficiando al panadero, quien comprara zapatos, beneficiando al zapatero, etc. Finalmente la gente llega a la conclusión de que el niño no es culpable de vandalismo; sino que ha hecho un favor a la sociedad, creando beneficio para toda la industria."(4)

Lo que logra Batsiat de una forma bastante simple y entendible es demostrar que los malabares electorales que son en realidad muchas de las políticas publicas de gobiernos tanto designados de derecha como de izquierda tienen consecuencias mucho mas aya de lo que se nos dieran a entender y que en su simplicidad se encuentra su absurdidad, pues somos nosotros quienes rehusamos abrir los ojos a las verdaderas y lógicas consecuencias de tales proyectos por mantener una supuesta consistencia ideológica.

"La falacia de este razonamiento según Bastiat consiste en que se consideran los beneficios del cristal roto, pero se ignoran los costes escondidos; el comerciante está obligado a comprar una ventana nueva, cuando quizás fuera a comprar pan beneficiando al panadero. Al final, mirando el conjunto de la industria, se ha perdido el valor de un cristal, llegando Bastiat a la conclusión de que "la sociedad pierde el valor de los objetos inútilmente destruidos" y que "la destrucción no es beneficio".(4)

Consideremos estos costes escondidos (opportunity costs). De no haber necesitado una ventana nueva, el comerciante, quien talvez tenía unos pequeños ahorros, pudiera haberse comprado un traje, lo cual hubiera beneficiado al sastre. Ahora, en vez de haber solo beneficiado al cristalero al comprarle la ventana, están siendo beneficiados el comerciante (que no solo tienen su ventana si no que también un traje nuevo) y el sastre, que quien sabe, podrá necesitar él una ventana nueva, si no cualquier otro bien o servicio.

¿Que sale beneficiado el sastre y no el cristalero? Si, totalmente. ¿Pero, y adonde deja eso al cristalero? Bueno, el sistema político no debería ser nunca quien escoja a los beneficiados y a los perdedores. El mercado, libre de intervenciones estatales (o piedras quebrando ventanas), incentiva y recompensa a aquellos que les ofrecen un mayor valor a los consumidores, no a quienes logran quebrar ventanas para sacar futuros provechos.

Tirar pedradas como oportunidad laboral

Escrito hace tanto tiempo y de una forma tan entendible pensaríamos que esta fuera una lección fácil de entender. Pero por el contrario, es muy obvio que no hemos internalizado su significado. Veamos por ejemplo el programa CARS (Car Allowance Rebate System) (5) en Estados Unidos, conocido como “Cash for Clunkers”(6). Lo único a admirar de dicho programa es su nombre, y la capacidad creativa de los norteamericanos de jugar con acrónimos para nombrar sus políticas publicas (véase también USA PATRIOT act). Lo que hace este programa es otorgarle un incentivo monetario, entiéndase subsidio estatal, a los consumidores para que cambien sus carros por modelos nuevos con kilometrajes por galón mas altos. Que bueno, se dirán algunos, que se le facilite a la gente obtener vehículos que vayan a generar un menor consumo de combustibles y por ende ayudar al medio ambiente. Y que al mismo tiempo de lograr esto se esté estimulando la industria automotriz, que representa tantos empleos. ¡Excelente!

Pedradas, puras pedradas. Analicemos los costos escondidos. ¿Qué se hará con los carros usados que sean intercambiados a través de este plan? Pues el gobierno requiere que sean destruidos (repito, pedrada y vidrios rotos). Esto esta destruyendo recursos que de otra forma estuvieran disponibles para la sociedad. Personas y empresas de recursos mas limitados que pudieran estar comprando vehículos usados, así incrementando su productividad y nivel de vida, lo cual no lograrán ya que no pueden pagar vehículos nuevos. No solo eso, al sacar de existencia vehículos usado, disminuye la oferta dentro de tal mercado, subiendo precios.

¿Quiénes son afectados? Consumidores de bajos recursos. ¿Quién sale beneficiado? La industria automotriz. ¿Quien controla la industria automotriz? Osea, ¿Quién se beneficia directamente? Pues, ¿tendrá algo que ver que el gobierno ha tomado control sobre una mayoría de dicha industria, otorgándole un gran porcentaje al Sindicato de Trabajadores Automotrices (importante contribuyente de fondos a la campaña electoral del actual gobierno americano) y que dicho gobierno también ha nombrado a los directivos nuevos de esta industria, quienes estarán recibiendo sin dudar sustanciales bonos por “salvar” la industria? ¿Salvar al costo de quien? Pues de la sociedad, del contribuyente, del ciudadano común. Pues es el trabajo del ciudadano común que representa los impuestos confiscados que pagan el subsidio a los carros nuevos, que al final de todo beneficia solamente a los políticamente conectados. ¿Será posible que el cristalero le pagó al niño para que rompiera el vidrio? Fuéramos demasiado ingenuos si lo dudáramos.

Pero no toda la destrucción es mala

Si quebrar ventanas y destruir carros estimulara la economía y nos adelantara en el camino a la prosperidad, bueno, que fácil, ¿porque no quemamos la cochera, derribamos la casa, le echamos el bulldozer a la cuadra? Mejor aún, ¿porqué no bombardeamos San Salvador? ¿Se imaginan los empleos que eso generaría reconstruyendo la ciudad entera? ¿Se pueden imaginar cuantos sectores productivos se vieran beneficiados? Yo creo que las buenas pedradas le cayeran a cualquiera que llegara a insinuar que el conflicto armado en El Salvador resultó en un estimulo a la economía y en mas prosperidad. Pero que no, que es absurdo llegar a esas conclusiones, que es mucho mas complicado que eso, que hay muchas mas variables que entender… Lo absurdo es no llevar los argumentos a su lógica conclusión y derivar de ahí su realidad.

Pero es verdad, no toda la destrucción es mala. Lo desastroso es el uso coercitivo de la fuerza para destruir lo que de otra forma todavía pudiera ser productivo con fines predeterminados e intrínsicamente políticos. Si la “destrucción” es resultado de las transacciones voluntarias entre individuos libres adentro de un marco de respeto a la propiedad privada y en satisfacción de sus propios intereses, pues fuera lógico que ambos lados están incrementando su riqueza (en una transacción voluntaria yo no pagara 5 dólares por una pizza si yo no valorara la pizza mas que esos 5 dólares, y el dueño del restaurante no me vendiera la pizza si él no valorara el dinero mas que la pizza, teniendo por consecuencia que ambos participes terminan con un valor mayor el existente previo a la transacción).

Joseph Schumpter popularizo el término “destrucción creativa” en su libro Capitalismo, Socialismo y Democracia (7). Esta “destrucción creativa” tiene que ver con la innovación y reestructuración constante que se da dentro de mercados libres y que son las únicas fuentes verdaderas del desarrollo.

"Con él describe el proceso de innovación que tiene lugar en una economía de mercado en el que los nuevos productos destruyen viejas empresas y modelos de negocio. Para Schumpeter, las innovaciones de los emprendedores son la fuerza que hay detrás de un crecimiento económico sostenido a largo plazo, pese a que puedan destruir en el camino el valor de compañías bien establecidas."(8)

Este proceso es el cual da paso a un uso mas eficientes de los recursos que tiene la sociedad a sus disponibilidad. Premia al empresario emprendedor, trabajador, eficiente y hace triunfar a las empresas dinámicas y modernas. Es el proceso por el cual David puede triunfar por sobre Goliat, donde el pequeño que su único poder es una nueva idea y una nueva forma de ver el mundo pude hacer colapsar a gigantes tradicionales y estáticos. Este es el camino a la eliminación de la pobreza, ya que en un contexto de recurso limitados, solo el uso mas eficientes de tales puede incrementar el nivel de vida de los miembros de la sociedad. Las intervenciones estatales lo único que logran es proteger a los grandes y desarmar a los pequeños, destruir recursos y limitar la innovación.

Iconoclastas

Los humanos, por nuestras limitantes intelectuales, necesitamos de fabricaciones conceptuales a través de cuales categorizar la realidad. Creamos una estructura de casilleros mentales dentro de los cuales clasificamos todo con lo que tenemos contacto estableciendo lo que nosotros concebimos como realidades. El problema con esto es que conlleva la ilusión inconciente que la nuestra es la única forma de organizar estos casilleros, sin poder tratar de falsificar dichas “realidades,” puesto que nuestro análisis completo se encuentra adentro de ellas mismas.

Thomas Kuhn argumentaba que en contextos históricos particulares las ciencias establecen estructuras teóricas concretas a través de las cuales se analiza la realidad, creando lo que llamó paradigmas. Una vez adoptados dichos paradigmas, nuestras fronteras mentales se contraen, nuestro rango de pensamiento se concentra dentro de ciertos preceptos y dejamos de cuestionar la veracidad de ciertas realidades que tomamos como dadas.(9)

Este proceso del descubrimiento del conocimiento fuera apropiado si los avances en nuestro entendimiento y descubrimiento fueran lineales y perfectamente paulatinos, construyéndose cada uno del previo en un flujo direccionado de forma directa a esa gran verdad universal. Pero la historia del conocimiento nos ha demostrado lo contrario. Nos ha demostrado que estos paradigmas muchas veces han funcionado, no cómo herramientas en el descubrimiento científico, si no como barreras intelectuales y sociales al progreso. Consideremos el estigma social y los ataques a los que fueron sometidos grandes pensadores como Sócrates y Copernicus que se atrevieron a cuestionar los paradigmas de sus tiempos.

Este problema se agrava cuando consideramos no las ciencias naturales, donde la experimentación empírica facilita la falsificación de teorías erróneas, si no que las ciencias sociales, que se tienen que basar en la naturaleza de la acción humana y por ende en la introspección y la lógica deductiva. Por esto, las ciencias sociales son mucho mas dadas al establecimiento de paradigmas erróneos, plagados de falacias, y peor aun, medio verdades.

Históricamente podemos comprobar la existencia de ciclos intelectuales que llevan a grandes retrocesos en las ciencias sociales, que sirven de pavimentos ideológicos a las olas totalitarias que han experimentado tanto nuestros países, como el mundo entero. Dudo que sea controversial asegurar que en el presente vivimos uno de estos ciclos de retrocesos intelectual y de avances del estatismo. Pero como Khun nos demostró, una ves establecidos estos paradigmas, por mas problemáticos que demuestren ser, no podrán ser transcendidos hasta lograr retarlos con ideas nuevas, lo cual se vuelve increíblemente difícil de lograr, ya que todos nuestros procesos mentales se encuentran teñidos por el paradigma en si.

Entra nuevamente la destrucción creativa. Los beneficios de tal no se encuentran solamente en el ámbito empresarial. Esta metodología orgánica es el proceso natural del progreso en todos sus ámbitos. Es la selección natural, es el orden espontáneo. Es la libertad en su lógica conclusión. Y cuando consideramos el desarrollo del conocimiento podemos ver que la destrucción creativa en el mercado de las ideas es lo que logra romper paradigmas tradicionales para dar paso a ideas y conceptos nuevos, innovadores y poderosos.

Seamos entonces iconoclastas modernos. Rehusemos aceptar la realidad como nos la presentan. Cuestionemos el mundo que nos rodea, y retémoslo. Retémoslo con nuestra rebeldía, no física la cual nos lleva a la violencia, pero intelectual. Seamos la fuente del choque de ideas que resulte en la destrucción de viejos paradigmas y que nos permita abrir los ojos a verdades ignoradas. Seamos un referente de dinamismo e innovación ideológica. Seamos el David, cuya fortaleza yace en el conocimiento que el enemigo que afrontamos es un gigante estático y anticuado, que de solo tener el coraje de enfrentarlo, sus días están contados.


1. http://www.elcato.org/node/1405
2. http://es.wikipedia.org/wiki/Frédéric_Bastiat
3. http://bastiat.org/es/lqsvylqnsv.html
4. http://es.wikipedia.org/wiki/Parábola_del_cristal_roto
5. http://www.cars.gov/
6. http://mises.org/story/3568
7. http://www.economia48.com/spa/d/capitalismo-socialismo-y-democracia/capitalismo-socialismo-y-democracia.htm
8. http://es.wikipedia.org/wiki/Destrucci%C3%B3n_creativa
9. http://mises.org/story/3623

Socialismo Conservador

El único rol moralmente correcto del Estado es la protección de la propiedad privada. Pero muchos confunden este concepto de la protección de la propiedad privada, con la intervención estatal a favor del gran capital con el propósito de perpetuar el status quo en lo que llaman el capitalismo salvaje del libre mercado. En Estados Unidos también se a popularizado el termino “crony-capitalism” para describir este favoritismo de parte del aparato estatal hacia ciertos poderosos intereses de la empresa privada.

Esta concepción se amplifica al ver que en la mayoría de casos los beneficiarios y los benefactores son los mismos, miembros de dichos grupos de interés que se han posicionado en puestos de poder en el gobierno. Pero es un gravísimo error entender por este sistema, que se auto denomina de derecha, capitalismo, libre mercado, libertad de competencia, libre comercio, o cualquier otra terminología que dichos personaje se quieran adjudicar como racionalización de sus actividades, que no por estar dentro del marco legal que ellos mismos establecen dejan de ser criminales. Tales acciones, y el sistema que se crea a base de ellas, no por proteger a empresarios y pseudo-capitalistas dejan de ser socialistas.

Socialismos los hay de todos tipos a través del mundo y la historia, pero todos han funcionado a base de 3 ejes, apoyándose en uno o varios de ellos dependiendo de objetivos y tácticas. Dichos ejes son: 1) nacionalización, 2) redistribución y 3) regulación. Es socialista entonces el sistema que interrumpa el orden espontáneo generado por la sociedad libre en la cual los individuos interactúan e intercambien voluntariamente, con el propósito de beneficiar a un grupo de la sociedad sobre otro. Específicamente, se busca sacrificar el universo de productores a favor del grupo de interés que esté imponiendo su voluntad.

Puede ser un esquema Marxista, como la Unión Soviética, adonde el Estado nacionaliza la industria, confiscándole los bienes al sector productivo de la sociedad, y manejándolos a favor del llamado proletariado. Puede ser un esquema Fascista, como el de la Alemania Nazi, en el cual el Estado regula completamente al sector productivo con objetivos políticos, y redistribuye las ganancias de dicho sector para financiar un estado militar expansionista. Puede ser un esquema sindicalista, como lo que se esta dando en Estados Unidos con la confiscación de facto de la industria automovilística y su entrega al poderoso sindicato de trabajadores automovilísticos. También puede ser un socialismo conservador, en el cual el estado ocupa sus poderes regulatorios para imponer el status quo y limitar el cambio socio-económico, y ocupa sus poderes redistributivos para asegurar el bienestar de la elite económica existente.

Solo en los sistemas totalitarios se facilita la identificación de estos grupos que imponen sus intereses a través del aparato estatal, ya que al tener control total sobre la sociedad no se les es necesario constantemente justificar sus acciones ante la población. En los sistemas democráticos es diferente. La competencia electoral por su naturaleza obliga a los diferentes grupos de interés a aglutinarse en flojas alianzas partidario-políticas que crean ideologías para manipular las necesidades y los deseos de los ciudadanos con el fin de convencerlos que son ellos, y no “los otros” quienes velaran por su bienestar. La ideología se vuelve entonces una especie de mitología heroica con la cual la clase política distrae al electorado mientras se pelean entre ellos el acceso a la arcas publicas y al aparto de seguridad.

Pero al fin del caso vienen a ser lo mismo, estas derechas e izquierdas, que se vienen peleando por el mismo botín, por el mismo poder, con la única diferencia siendo qué grupos se lograrán aprovechar de la situación. Y con el entendimiento que la democracia permitirá que se pasen la batuta del poder el uno al otro a través del tiempo, lo que los dos lados buscan por igual es la expansión del estado, y así del control sobre la sociedad. Se aprovechan de los verdaderos problemas de la población para declarar que la crisis demanda que el estado expanda su rol para poder afrontar el cataclismo que ciertamente se acerca.

La historia nos ha enseñado que el Estado nunca es la solución, que la verdadera libertad es el único camino al progreso y al bienestar humano, y que el vigor del espíritu humano, y nuestra capacidad de razonar, son la única esperanza que tiene el futuro de nuestra especie. Pero nos hemos dejado cegar por cortinas de humo, por falsa ideologías. Nos hemos dejado convencer que el ser humano no tiene la capacidad de desarrollarse plenamente. Que somos animalitos perdidos sin dirección y que nuestra única esperanza es entregarle el poder por sobre nuestras vidas a una clase política magnánima y desinteresada. Que sin la dirección de un estado cada vez mas grande y poderoso caeríamos al caos irreversible.

Repito. El único rol moralmente correcto del Estado es la protección de la propiedad privada. La propiedad privada, primero como nuestras vidas, y segundo como el fruto de nuestro trabajo. Cualquier función mas aya de esto es una de dos cosas, o migajas a una población engañada para satisfacer la opinión publica, o una desvergonzada movida para aprovecharse de nuestras necesidades con el propósito de expandir su poder. Aparte de esto solo están las buenas intenciones de idiotas útiles, que han caído en la trampa del Leviatán.

Hay quienes se hacen, y quienes son. No seamos idiotas útiles de aquellos que siempre se han aprovechado de nuestras esperanzas y nuestra buena fe.

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